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Los habitantes de Caracas, la capital de Venezuela convulsionada por la delincuencia, están acostumbrados a los disparos; no obstante, cuando una bala perdida alcanzó a una jugadora de béisbol de Hong Kong durante un partido de la Copa Mundial Femenina, que se celebraba dentro de la principal base militar de la ciudad, hasta los residentes de esta metrópoli disfuncional, hartos de la violencia, se quedaron atónitos. La jugadora, Cheuk Woon Yee Sinny, recibió un disparo en la pantorrilla y fue dada de alta ese mismo día; aún así, Hong Kong se retiró del torneo y el gobierno trasladó los partidos restantes a otra ciudad.

El insólito incidente no pudo producirse en un momento más inconveniente para Hugo Chávez, cuyo pésimo desempeño en materia de crimen ya era centro de atención pública. Cuatro días antes, CNN había transmitido un documental español, Los Guardianes de Chávez, que retrataba a su gobierno como uno que tolera la violencia. En un debate posterior en la misma estación, Andrés Izarra, presidente de un canal de televisión estatal, se rió a mandíbula batiente cuando otro de los invitados presentaba estadísticas de la delincuencia, pero no ofreció prueba alguna en sentido contrario. El diario El Nacional devolvió el golpe publicando, en un lugar destacado de su primera página, una imagen dantesca de cuerpos apilados en la morgue de Caracas.

Incluso según las cifras oficiales, el índice de homicidios de Venezuela es alarmante. De acuerdo con el Ministerio del Interior, en los primeros 11 meses de 2009 se registraron 12.257 homicidios en el país. Expertos independientes sitúan la cifra en alrededor de 16.000 al año, tres veces más que en 1998, el año en que Chávez llegó al poder. Eso equivale a alrededor de 57 homicidios por cada 100.000 habitantes, una de las tasas más altas del mundo.



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Sin embargo, el gobierno parece menos interesado en reducir el índice de delincuencia que en prevenir la cobertura de la misma en los medios de comunicación. El principal cuerpo de detectives, conocido como el CICPC, hace años cerró su oficina de prensa, lo que obligó a los reporteros de sucesos a congregarse bajo un árbol cercano para obtener información. En respuesta a la foto de la morgue publicada por El Nacional, el gobierno demandó al periódico por violar el derecho de los niños a no verse expuestos a imágenes violentas y apostó oficiales de policía en la morgue para impedir el ingreso de los periodistas.

Chávez sostiene que la delincuencia es causada por la pobreza y "los valores capitalistas". Sus portavoces han sido incapaces de explicar por qué la delincuencia ha aumentado considerablemente en los últimos años a pesar de una supuesta reducción de la pobreza. Los críticos dicen que las razones están a la vista, pero que el gobierno no las aborda. Estas incluyen policías mal pagados y a menudo corruptos (responsables de uno de cada cinco delitos, incluso por admisión oficial); un poder judicial corrupto, ineficiente y politizado; el sistema penitenciario más violento y hacinado en América Latina, y fiscales sobrecargados de trabajo que a menudo son alistados para perseguir a la oposición política en vez de colocar a los delincuentes tras las rejas. Si a eso se le agrega un floreciente comercio de drogas, la presencia de hasta 15 millones de armas ilegales y un discurso oficial que justifica la violencia en la lucha de clases, entonces no cabe duda de que la oleada criminal en Venezuela no aminorará a corto plazo.


Fuente: The Economist

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