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No parece Cristina Fernández muy contenta con alguna de las críticas de la prensa argentina y fiel a las estrategias "bolivarianas" de su gran amigo Hugo Chávez contra los periodistas, ha hecho unas declaraciones en las que amenaza claramente a los medios de comunicación.


Durante un acto en la localidad de Mercedes (provincia de Buenos Aires), la presidenta de Argentina señaló que "a veces pienso si no sería también importante nacionalizar, no estatizar, que se entienda bien, los medios de comunicación, que adquieran conciencia nacional y defiendan los intereses del país, no los del gobierno". Además, agregó que "no seamos más giles, por favor, no seamos más tontos, no dejemos que nos envenenen y que nos mientan".



Sobre aspectos específicos, Fernández recordó todo lo que los medios hablaron "sobre los problemas del crecimiento" cuando después, según ella, "taparon, ignoraron y muchas veces (fueron) cómplices de la política de entrega y subordinación sin decir una sola palabra, o sacar una sola foto". En su opinión, es "la cultura de quedar bien con los de afuera antes que con los de adentro" y por esa razón se mostró partidaria por una "integración con el mundo, pero inteligente, desde los intereses de la República Argentina".

Terminó señalando que "los gobiernos que agachan la cabeza, que le dicen a sus legisladores que voten cualquier cosa contra los trabajadores, como me tocó vivir a mí (en el Congreso), de esos gobiernos tenemos que tener miedo los argentinos, y no de los gobiernos que defienden los intereses de todos" y por eso pidió "seguir apostando a la integración con el mundo defendiendo los intereses de la Argentina" pese a "los ataques de los medios de comunicación".
No es la primera vez que Fernández "choca" con la prensa de su país. A finales de septiembre, el Gobierno presentó una demanda judicial por presuntas irregularidades en la venta de Papel Prensa, la única fábrica de papel de periódicos, a Clarín y La Nación durante la dictadura (1976-1983). Estos diarios han denunciado que son objeto de "persecución" y "hostigamiento" por parte del Gobierno, al que acusan de "falsear" la historia de la venta de Papel Prensa, concretada en noviembre de 1976, varios meses antes de que miembros de la familia Graiver, antiguos dueños de la empresa, fueran secuestrados por el régimen militar.

Busca regular la venta del papel
Este mismo martes, el Gobierno presentó un anteproyecto de marco de regulación para la producción y comercialización de papel para periódicos que será discutido en el Parlamento. La iniciativa busca aumentar la producción local de papel para periódicos y garantizar la igualdad de precios de venta de este bien a todos los clientes de Papel Prensa, la única fabricante de este producto en el país y que es eje de disputas entre sus accionistas privados, los diarios Clarín y La Nación, y el Gobierno argentino.

Al presentar el anteproyecto, la presidenta se quejó de que "sólo dos diarios" controlen los precios y las condiciones de la comercialización del papel, posición por la que, a su juicio, "tienen de rehenes al resto de las empresas periodísticas". "Esto no puede seguir de esta manera. Nos merecemos otro tipo de organización y que la democracia llegue a todos los sectores", señaló Fernández.

El capital de la compañía se reparte entre el grupo de medios Clarín (49%, dueño del periódico homónimo, el mayor del país), el Estado (27,46% en forma directa y 0,62% a través de la agencia oficial Télam) y el diario La Nación (22,49%), con un 0,43% en manos de terceros.
MARTÍN HIGUERAS / IBEROAMÉRICA/LIBERTAD DIGITAL

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