Hurgando en los episodios del pasado reciente, nos encontramos con un testimonio indiscutible de toda la humanidad: Rosa Parks. ¿Quién iba a suponer que ese pequeño gesto de dignidad irreductible se convertiría luego en la chispa que iniciaría el indetenible movimiento por los derechos civiles en la América del norte, contra el inhumano apartheid de entonces? El primero de diciembre de 1955, Rosa Parks de 42 años de edad, se negó a cederle el puesto a un pasajero blanco como lo establecía la ley local de Montgomery, capital del estado de Alabama, al sur de los Estados Unidos. Ese pequeño gesto de coraje terminó años después con la segregación racial imperante en el país.
En algunas latitudes, las injusticias llevan otro rostro, y son otros también los gestos de coraje y de dignidad. La Venezuela de hoy, sacudida por la desesperanza y la incapacidad gubernamental, humilla y aplasta impunemente, día tras día, a los ciudadanos de este país, obligados a sufrir penurias e indignación para poder llegar a tiempo a sus lugares de trabajo.
Nadie conoce, o se sabe muy poco de los 35 pasajeros del Metro que, como Rosa Parks, se negaron a continuar haciendo uso de un servicio de transporte humillante, claramente violatorio de todo derecho. Inmediatamente encarcelados por atreverse a protestar contra el descaro de la corruptela gerencial del Metro de Caracas, cuyas implicaciones son evidencia de un gobierno inmoral, vencido definitivamente por la ineficacia estatal. Esa demostración ilustre es, de alguna manera, el signo de cansancio y de molestia de todo un pueblo. Así como Rosa Parks fue en su momento la voz de esa América negra, la acción de estos memorables ciudadanos es la voz de la Venezuela silenciosa que comienza a decir basta.
¿Quiénes eran?, habitantes del oeste de la ciudad: peluqueras, amas de casa, estudiantes, trabajadores, desempleados, hasta patrulleros del partido de gobierno. Puro pueblo llano. Entre estos 35 pasajeros se encontraba una mujer embarazada; una madre joven con un bebé de apenas ochos meses de nacido; personas asmáticas; además, un adulto mayor con diabetes. ¿Cómo fueron tratados? Con la mayor brutalidad y desproporción policial. ¿Cuáles fueron los cargos? Delito de alteración del orden público, terrorismo, asociación para delinquir y obstrucción de la vía férrea.
Como semejante historia no puede tener asidero con la realidad, no le quedó otra al juez Braulio Sánchez del tribunal 5to de Control que otorgarle la libertad plena a estos 35 ciudadanos, desestimando las acusaciones del Ministerio Público, de resistencia a la autoridad y obstaculización de las vías públicas.
Ese ejemplo de rabia contenida debe multiplicarse, debe expandirse a lo largo y ancho del territorio ante la irresponsable actitud de un gobierno que desatiende los asuntos y las necesidades más apremiantes de los ciudadanos. Cada día son más los sacrificios y los esfuerzos que realizan los venezolanos para afrontar los retos de vivir en un país que lejos de ofrecer oportunidades y futuro, reproduce pobreza y miseria.
En la memoria colectiva quedará impregnado el gesto de ese pueblo valiente que no calló ante el atropello, al tiempo que lucha infatigablemente por alcanzar la anhelada justicia, negada en este gobierno incompetente.
Franklin Piccone Sanabria
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