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Gracias a que el precio del petróleo ha alcanzado niveles sin precedentes en los últimos años, los países exportadores de petróleo han disfrutado de una bonanza, de manera que lo que menos uno podía esperar era una escasez de divisas en Venezuela. Pero por razones misteriosas, la oferta de dólares es insuficiente, lo cual amenaza con estrangular la economía lentamente.

El presidente Hugo Chávez impuso un régimen de control de cambio en 2003, durante un paro consumado por gerentes y trabajadores de PDVSA, la compañía estatal de petróleo. Asimismo, fijó la tasa de cambio en Bs 2,15 por dólar a pesar de que la inflación ha oscilado entre 14% y 31% anual desde entonces. Esto dio lugar a un auge de las importaciones.

La comisión responsable de administrar el control de cambio, conocida como Cadivi, nunca aportó las divisas que la economía requería (de los $ 38,4 mil millones que se gastaron en importaciones en 2009, sólo $22,3 mil millones provinieron de Cadivi, por ejemplo). Hasta hace poco, el gobierno toleró un mercado paralelo de divisas, conocido como permuta, que consistía en canjear bonos públicos. Estos podían comprarse en bolívares y venderse en dólares, o viceversa, por intermedio de las casas de bolsa. La relación entre ambos precios pasó a ser el tipo de cambio del mercado libre.

Cuando el precio del petróleo se desplomó a finales de 2008, la economía de Venezuela cayó en una profunda depresión. El precio se recuperó rápidamente, mas no así Venezuela: la economía se contrajo 3,3% el año pasado y aún no ha regresado al camino del crecimiento. En enero de este año, Chávez ordenó una devaluación sorpresa y pronosticó que el tipo de cambio paralelo se desplomaría, igual que la inflación; sin embargo, incluso a la nueva tasa oficial de Bs 4,3 con respecto al dólar (excepto para importaciones prioritarias, tales como alimentos y medicinas, a Bs 2,6), no había dólares suficientes para satisfacer el mercado. La tasa del dólar paralelo se disparó alrededor de un tercio.

Atribuyendo la culpa del chasco a los “especuladores”, el gobierno cerró el mercado permuta en mayo. Aproximadamente un tercio de las casas de bolsa del país fueron allanadas y acusadas de actuar ilegalmente. Los directores de Econoinvest, la más grande de ellas, se encuentran en la cárcel, en espera de un juicio por cargos de fraude. Declarando que el país no necesitaba intermediarios, Chávez anunció la creación de una bolsa operada por el propio gobierno para poner fin a la especulación capitalista.

En lugar del mercado permuta, el gobierno creó el SITME, un sistema de canje de bonos administrado por el Banco Central. El nuevo sistema vende dólares a Bs 5,3 bolívares, pero ofrece menos de un tercio de la cantidad que antes se compraba en el mercado paralelo y menos de la mitad de lo requerido por los importadores el año pasado. En el mercado negro, un dólar ahora cuesta alrededor de nueve bolívares.

El problema de fondo parece ser la caída - o por lo menos el estancamiento- de la producción de petróleo y la merma de las reservas de divisas de Venezuela. El gobierno periódicamente desvía reservas hacia un “fondo de desarrollo” oscuro. A finales de 2009, las reservas del Banco Central ascendían a casi $ 36 mil millones, pero a mediados de agosto del año en curso se habían reducido a poco más de $ 28 mil millones. Esto todavía representa más de ocho meses de importaciones, incluso al mismo ritmo del año pasado, pero puede que parte de las reservas no estén disponibles. Recientemente, el Gobierno emitió $ 3 mil millones en deuda a fin de proporcionar recursos para el SITME.

La insuficiencia de divisas está perjudicando a la economía. Movistar, una empresa de telefonía móvil propiedad de Telefónica de España, anunció el mes pasado que se había visto obligado a suspender los acuerdos de roaming en 13 países, tras acumular meses de atraso en el pago a los operadores en el extranjero. Los importadores de bienes considerados no prioritarios, tales como electrodomésticos, partes de vehículos y ropa, afrontan a un futuro incierto; las ventas de whisky han disminuido en 85%. Entretanto, la firma consultora Grupo Soluciones estima que la mitad de los negocios de importación podría verse obligada a cerrar.

Al estrangular a empresas que considera superfluas, el gobierno ha logrado mantener las importaciones de alimentos y evitar la escasez de alimentos básicos que lo hicieron perder un referéndum constitucional en 2007; esto puede ayudarle a ganar las elecciones legislativas el 26 de septiembre. En la década de los años 60, Venezuela era la economía más próspera de América Latina; ahora se ha visto reducida a una existencia precaria.

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