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Los trabajadores de CVG Carbonorca resisten sin comida, sin salario y sin transporte en una toma pacífica del portón de la fábrica. La protesta por el pago de las deudas contractuales y la recuperación de la planta cumple hoy cumple 16 días, informa el Correo del Caroní. Invitan a quienes los acusan de saboteadores y de financiados por la oposición a que se acerquen a constatar la realidad de la empresa y el ánimo del personal. Y mientras juegan dominó, preparan la comida y conversan sobre su futuro dentro del toldo, las consignas de los manifestantes aglutina a todos: sindicatos y control obrero ante la “indignación” que produce la caída de la factoría.


Marco Suárez tiene nueve años laborando en CVG Carbonorca. Para no quedarse de brazos cruzados se animó a participar en el Plan Guayana Socialista, en la administración de los recursos del Fondo Chino Venezolano.

Recuerda que a finales de 2009 -y principios de 2010- la comisión presentó problemas para ejecutar los recursos, de hecho, señalaron al presidente de la estatal, Juan José Méndez, como un obstáculo para la recuperación de la fábrica.

Hoy se pregunta qué pasará. “¿A quién le vamos a vender los ánodos? Cuando a Alcasa le cerraban sus celdas, ellos las atacaban y las volvían a abrir. Ahora no, ahora celda cerrada es celda cerrada. Eso implica que nuestro producto, que es el ánodo, no vamos a tener a quién vendérselo”.

Él, como el resto de sus compañeros, se mantiene en protesta en el portón de la fábrica. Luego de 15 días de resistencia asegura que no tiene miedo. “Ya yo estoy cansado de ser cobarde, de verdad. Si hay que morir aquí, aquí moriremos. No nos vamos a doblegar (…) Yo necesito comer, pero no por eso me voy a arrodillar para que hagan conmigo lo que les dé la gana”.

Mientras conversa, señala a sus compañeros que llevan agua y comida a los trabajadores que están en las áreas. Desde el viernes la empresa cortó el suministro de los insumos básicos a tal punto que la Defensoría del Pueblo acudió a constatar la situación.

“¿Cómo es posible que un señor esté sudando allá adentro y no tenga ni comida ni agua? Y todo porque un malandro que tenemos aquí no le da la gana, porque no quiere dar su brazo a torcer porque es del PSUV”.

Aunque no milita en ningún partido, cuando habla de la tolda oficial se indigna por tener entre sus filas a un presidente -que según Suárez- atenta contra la familia de los trabajadores.

¿Pagados por el oficialismo?
Suárez no tiene fe en las instituciones del Estado. “La impresión que yo tengo es que ellos (las instituciones) no van a venir, ¿Por qué? Porque no les interesa que esto se sepa. ¡Cómo es posible que estemos aquí vale! ¿Qué pasa? que el gobierno no se va a meter con el gobierno. Ese es el detalle”.

Y sobre la opinión de los dirigentes de la subcomisión del Plan Guayana Socialista que acusaron a la oposición de financiar las protestas, Suárez señala que por primera vez en nueve años de labores le suspenden el salario.

“Si ese señor Andrés Velásquez nos está pagando, dígale que venga, me llamo Marcos Suárez, para que nos venga a traer rial. Yo sí se lo voy a recibir porque si no me pagan mi salario… esto es horrible. Son una cuerda de fascistas”.

Amenazas
El trabajador sostiene que la empresa opera con terrorismo psicológico, porque cree que es la única empresa “a la cual el patrono sabotea ¿Cómo? Primero mandan unos grupos violentos como lo hicieron con Bauxilum donde fracturaron a unos compañeros y hasta el señor Morocoima, eso fue horrible y después el presidente de la empresa no decidió enviar los transportes”.

Suárez señaló que por mensajes de texto la empresa amedrenta al personal diciéndoles que vengan a trabajar con amenazas. Cree que esa conducta del presidente y algunos gerentes cambió a sus trabajadores y que ya la empresa “no va a ser la misma”.

Clavel A. Rangel Jiménez
crangel@correodelcaroni.com
Foto Wilfredo Álvarez

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