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Un Mundo Sin Mordaza (11/04/2010).- Artículo de opinión escrito por el colombiano Víctor Hugo Malagón, en el cual critíca la libertad de expresión y censura, no sólo en Venezuela sino, también en EEUU.

Guerra sutil contra la libertad de expresión

Víctor Hugo Malagón

En muchos lugares del mundo los ataques a la libertad de expresión son hoy más sutiles y soterrados, y van más allá de la persecución política a periodistas, comentaristas, columnistas, profesores y pensadores.

Mucho revuelo ha causado en los últimos días el caso de la publicación en la página de Internet del Washington Post de un duro comentario editorial haciendo fuerte crítica al presidente Barack Obama por su confusa, o mejor, difusa posición frente a los excesos del gobierno venezolano, especialmente en los temas que se refieren a los ataques y agravios permanentes al gobierno y al pueblo de Colombia, y la peligrosa escalada armamentista que pone en un punto muy delicado la estabilidad y la paz de la región.


Lo curioso no es que los medios de comunicación, en uso legítimo de su libertad de expresión, denuncien aquellas situaciones que comprometen el futuro de la democracia y del Estado de derecho; lo que sí es curioso es que el editorial se haya mantenido publicado sólo por pocas horas y luego haya sido publicado otro en tono mucho más moderado y en el que la crítica a Obama y a Venezuela en relación con Colombia fue diluida, lo que ha causado no sólo extrañeza sino incluso indignación en distintos medios del continente.


Las especulaciones y suspicacias al respecto no se han hecho esperar, sin embargo mi reflexión de fondo apunta a identificar que nuestras sociedades, no se encuentran suficientemente preparadas para que la valoración de la diferencia sea la base del respeto profundo a la libertad de expresión.


Muchas y crecientes son las presiones de todo tipo para que los ciudadanos no puedan expresarse pública y libremente, para que no puedan pensar por sí mismos, ni manifestar con tranquilidad sus afinidades y desacuerdos políticos, en fin, para que los ciudadanos terminen siendo lo que Alexis de Tocqueville sentenciaba de manera lapidaria cuando intentaba “imaginar bajo qué nuevas características podría aparecer el despotismo en el mundo” y concluía intuyendo esa nueva forma de “esclavitud” en el marco de la utópica y ridícula pretensión igualitarista que, según el mismo Tocqueville: “no quebranta la voluntad de las personas, sino que la ablanda, la inclina y la dirige; rara vez ordena actuar, pero a menudo inhibe; no destruye nada, pero impide que surja mucho; no es en absoluto despótico, pero obstruye, reprime, debilita, sofoca y embrutece, al punto que convierte a los pueblos en un rebaño de animales timoratos y esforzados”. Esta es, sin duda, una de las formas más comunes y generalizadas de atacar la Libertad en nuestra región.

Fuente: Guerra sutil contra la libertad de expresión

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