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Manal al-Sherif, de 32 años, consultora informática del gigante petrolero saudí Aramco, ha sido encarcelada por violar la norma que prohíbe conducir a las mujeres en Arabia Saudí y por llevar a su campaña a internet. Según su abogado, Manal ha sido acusada de «violar el orden público» después de que subiera a Youtube un vídeo en el que aparecía conduciendo su vehículo por la ciudad de Al Jobar, y defendiera la igualdad de derechos con el hombre. La activista fue detenida después de conceder entrevistas a varios medios de prensa extranjeros.




El gesto de Manal ha dado publicidad a la convocatoria lanzada a través de Facebook para que el próximo 17 de junio las mujeres saudíes desafíen la prohibición y se pongan al volante de sus vehículos en todo el reino. Los activistas han firmado un manifiesto en el que piden al rey Abdulá que abrogue la norma.

Arabia Saudí prohíbe a las mujeres conducir en el marco de su estricta aplicación de la Sharía, el código islámico, que establece normas para asegurar la separación entre sexos. Los juristas wahabíes estiman que las mujeres no deben conducir vehículos para evitar situaciones de encuentro «inapropiado» con otros conductores varones. Esa segregación de la mujer —inédita en el resto del mundo— justifica la prohibición de que las esposas viajen sin permiso de sus maridos, y en último término legitima la negación de derechos civiles como el voto en las pocas contiendas electorales que ha aceptado el régimen.

Contra un muro
La última acción de desafío a la prohibición de conducir se remonta a noviembre de 1990, cuando un grupo de 47 mujeres saudíes se pusieron al volante de sus vehículos en Riad, antes de ser detenidas. Perdieron sus trabajos, se les prohibió viajar al extranjero, y fueron demonizadas en las mezquitas.

Frente a la intransigencia de juristas y autoridades —la corona saudí funda su legitimidad en su alianza con el clero musulmán wahabí, el más radical del islam— las mujeres saudíes han utilizado en ocasiones el argumento de que una de las esposas de Mahoma «conducía» su camello. Otros argumentos más pragmáticos tampoco ablandan al gobierno. La prohibición de conducir exige a las mujeres contar con un pariente que se ponga al volante o contratar un chófer fijo.

Extraido Abc.es

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